miércoles, 16 de julio de 2014

En defensa del examen de admisión

Desde diciembre de 2012 se realizaron pequeños cambios en el PROCESO de admisión que han tenido grandes repercusiones en el tipo de personas que están ingresando a la UN. Desde muy temprano empecé a analizar que podría suceder y asumí una actitud de expectativa ante lo que parecía una etapa de cambios: había muchísimo por hacer a pesar de esas pequeñas modificaciones en las normas. El hecho de poner a escoger a los aspirantes después de obtener el resultado fue planteado como una ventaja pero yo lo vi como un reto que requería un acompañamiento mayor de parte de la UN hacia sus aspirantes. 

Con el pasar de los meses se hizo claro que la dirección no tuvo muy claro el impacto de la reforma y cometió el error de subestimar los efectos que tiene cambiar el orden de las cosas. Desde acá he sido bastante crítico con lo que llamé el “nuevo proceso de admisión” y he intentado ayudar a subsanar los errores de admisiones en la medida de lo que se puede desde acá y en un medio no oficial.
Desde hace 18 meses he estado muy preocupado por el impacto que puede tener el cambio del proceso sobre el examen mismo: desde el día 0 se empezaron a confundir a todo el mundo con la idea de que el examen cambiaba, lo que es completamente falso. Pues ha llegado el día en que mis temores se hicieron realidad y empiezan los ataques gratuitos contra uno de los patrimonios de la UN.
Los representantes profesorales y estudiantiles aprovecharon la serie de fallos en las actuaciones de la Vicerrectoria Académica para atacar al examen de admisión tildándolo de ser una prueba de azar donde obtiene un cupo cualquiera que tenga la mejor suerte. Veo con razón que el profesor Juan Manuel Tejeiro levante la voz de manera airada ante tamaña e irresponsable acusación: el examen de admisión es el resultado del trabajo de muchos profesionales dentro de la institución. 
Apoyó esa posición de defensa del examen de la Universidad Nacional.Uno no puede confundir las cosas y lanzar al traste el trabajo de 60 años solo por el ánimo de imponer posiciones personales o proyectos políticos oscuros como hacen las representaciones profesorales y estudiantiles ante el consejo Académico. Se han cometido errores y se siguen cometiendo pero eso no puede ser la plataforma para lanzar las más locas propuestas de derogación o de “construcción comunal” de lo que es potestad únicamente de las autoridades de la Universidad: el examen no se negocia con los estudiantes, ni con los profesores, ni con los aspirantes. 
El examen de admisión es imperfecto, no escoge siempre a las personas que más merecen entrar a la UN pero es la base de un sistema limpio y transparente en un país donde abunda la corrupción. Al día de hoy nadie ha presentado mejor herramienta de selección y ojalá existiesen otras mejores pero no las hay: en esa situación atacar el examen de admisión es atacar el espíritu mismo de la Universidad Nacional.

jueves, 29 de mayo de 2014

Para la administración de la Universidad el nuevo "examen" sería una gran jugada: plata y prestigio en un solo paso. Esperaban volver a ganar un prestigio perdido hace años destronando al examen del ICFES de manera que el examen de la UN fuese el nuevo parámetro en otras universidades para elegir a sus nuevos estudiantes. En el aspecto económico esperaban aumentar la cantidad de aspirantes pasando de 100.000 a 200.000 manteniendo el valor de inscripción: una fuente de dineros fácil en momentos que las arcas parecen vacías.
Estos propósitos deseables fueron la base de un proyecto que carecía de realismo: nunca se hizo nada para convencer al resto de instituciones de las ventajas del examen UN sobre el del ICFES, se asumió de manera infantil que los demás adoptarían una herramienta que no estaban pidiendo. Por otro lado los diseñadores del sistema confundieron a los potenciales aspirantes complicando las reglas (dejaba de existir el único resultado admitido/no admitido, en adelante serian dos o más resultados parciales) y adicionalmente los promotores reforzaron la imagen de examen insuperable repitiendo hasta el cansancio que solo pasarían los puntajes más altos. Lo ideal hubiera sido mostrar al proceso de admisión como algo atractivo y al examen como una herramienta de selección justa... pero esto de vender ideas no es el fuerte de los burócratas de admisiones ni de los académicos convertidos en gerentes.
Al final no fue mucho el trabajo que se perdió porque la administración se limitó a cambiar algunas normas internas y a dar declaraciones en los medios...en realidad se hizo demasiado poco en este proyecto.
El examen de admisión en sí mismo no sufrió el cambio radical que se enunció en varios titulares de manera equivocada (fenómeno liderado por la Agencia de Noticias de la UN). Con un año de distancia se puede respirar tranquilo porque no se realizaron las tales innovaciones en el examen y los problemas se crearon en el proceso de asignación de cupos, acá el examen no tiene culpa de nada, la culpa es del proceso en el que se utilizan sus mediciones.
El resultado de esta aventura académico-administrativa de bajo presupuesto es el estancamiento en la cantidad de aspirantes que compran el PIN y renovados ataques contra el examen de admisión que paso de ser visto como un mal necesario a percibirse como una piedra en el zapato... lejos están los sueños de alcanzar los 200.000 aspirantes al año y de convertirnos en el nuevo supremo evaluador de los bachilleres colombianos.

martes, 13 de agosto de 2013

Jaime Garzón se quedó pintado.

Las ideas de Jaime Garzón se hicieron tan difusas que su imagen ha sido secuestrada por personas cuyo interés en este personaje se centra en la forma en que murió y no en lo que pensaba. Garzón en la UN se quedo pintado,  quedo convertido en  una imagen para vender ideas ambiguas y hasta contrarias a las del humorista.
Garzón fue estudiante de la UN en tiempos turbulentos y de cambio, de esas vivencias intento exponer el siguiente mensaje para los que en ese año de 1996 eran los recién admitidos… que diferente a la imagen que pretenden vendernos de Jaime Garzón y su relación con lo público.


“La mayor responsabilidad que tienen ustedes respecto a la Nacional, es no contribuir a destruirla.
La Nacional en mis tiempos tenía una cafetería central, valía 3 pesos el desayuno,  seis pesos el almuerzo y seis la comida. El horario de uno: entraba a las siete, entonces venia a las seis y cuarto, se paraba en las residencias (que eran unos cuarticos comodos con un lavamanos y unas duchas comunes donde uno iba y se bañaba) venía desayunaba, salía a clase de siete, ocho, nueve, diez, once, doce, una… salía hacia la cola para entrar a la cafetería, almorzaba un almuerzo estudiado nutricionalmente, salía y dormía en un sitio llamado “la playita” un lugar que queda cerca a la plaza Che Guevara y después venia por la tarde aquí a dormir los conciertos que daba la Filarmónica […] y salía de aquí iba y comía y luego se bajaba a pie, arrastrando la irresponsabilidad del tiempo hasta las residencias.
¿Dónde uno se puede dar esa vida? Y lo único que hizo mi generación fue contribuir al cierre de la cafetería, al cierre de las residencias y a crear un sistema ahí difícil de acceder que se llamaba préstamo beca (no sé si todavía existe). Ósea que lo único que ustedes pueden hacer es: o arreglar la Universidad, o seguir por el camino de la destrucción.
¿Como yo contribuyo a arreglar la Universidad?  cualificando el nivel académico de la facultad, es decir estudiando, siendo pilo, porque no tiene nada más que hacer. Usted se levanta a estudiar, a irse a la biblioteca a estudiar […]
Espero que no vuelvan a la casa con un cagadón hecho aquí, que no vuelvan a la casa a pagar el sacrificio de sus papas con “que me echaron”, “me hice botar” o “mataron a mi amigo” o “me hice matar” ¿en defensa de qué tipo de ideales?
El problema de la discusión con la policía está superado, los policías no son el enemigo. Luego la pelea de ir a la 45 o a la 26 a trancar el tráfico y quemar eso   no creo que haya aportado mucho, al contrario, nos ha quitado cosas: nos cercaron la Universidad, nos quitaron las residencias, nos quitaron la comida. Es decir, ustedes deciden si caminan hacia allá, ¡ó!  si avanzan a otro lado […]”
Jaime Garzón Forero , extracto de la conferencia para la semana de inducción en la UN, año 1996.