lunes, 8 de julio de 2013

No somos capaces de aprender del fracaso.

En los países del primer mundo también  ocurren accidentes resultado  de errores: se estrellan los aviones, se derrumban los puentes, se dañan las losas de las calles. En nuestro país es evidente que las cosas también salen mal y de vez en cuando sabemos de errores que suceden en proyectos de diverso tipo:
Un ejemplo de un error de ingeniera ocurrido en Holanda con un costo de millones de dolares.

La gran diferencia entre esos países que avanzan y el nuestro es la reacción ante esos fracasos: mientras ellos aprenden,  nosotros tratamos de tapar el error lo más que se pueda y cuando sale a la luz entonces tratamos de olvidarnos del asunto lo más rápido que podamos.
Los proyectos pueden fracasar  y cuando sucede no solo es importante seguir adelante, también es esencial aprender algo a partir de los fracasos. En Colombia eso no pasa y pues debemos reconocer que en la Universidad Nacional tampoco.
El nuevo proceso de admisión fue una mejora con respecto a un proceso que no estaba funcionando bien pero son muchos los problemas nuevos y errores que se produjeron en su primer implementación que se hicieron evidentes en una pérdida del 10% de cupos disponibles para estudiantes nuevos.
Hace unos días fue publicada la oferta para 2014-1 en la cual se realizaron cambios con respecto al proceso que acaba de pasar, pero los cambios son superficiales: apertura de más grupos de inscripción de examen y menor cantidad de carreras seleccionables en cada inscripción de carrera.
Estos cambios están orientados a mejorar las posibilidades de ingresar a CUALQUIER carrera a las personas con mejores puntajes pero se olvida por completo que se debería orientar mejor a los aspirantes sin importar el puntaje obtenido.
Un aspirante que no pase a ninguna de las dos carreras que ha seleccionado entonces será incluido en el siguiente grupo de inscripción de carrera (ósea que efectivamente puede inscribir 4 carreras o más). El problema no es que la gente entre a cualquier carrera, el problema es que los admitidos entren seguros de sus intenciones de graduarse en esa carrera.
Aprendimos algo del primer intento fracasado: no. Ni siquiera reconocimos el fracaso.


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